Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La Terapia Cognitivo-Conductual, o TCC, se enfoca en la relación entre nuestros pensamientos, emociones y acciones. La idea central es que, muchas veces, nuestros pensamientos influyen directamente en cómo nos sentimos y en cómo reaccionamos, más que los eventos o las personas en sí.

En TCC, el terapeuta trabaja junto con el paciente para identificar y cuestionar aquellos pensamientos negativos o «creencias disfuncionales» que generan malestar. Una vez que ambos comprenden cómo estos pensamientos afectan las emociones y los comportamientos, el terapeuta ayuda al cliente a reemplazarlos por ideas más realistas y positivas.

Este proceso requiere colaboración entre el paciente y el terapeuta, y suele incluir tareas o ejercicios para practicar entre sesiones. La TCC ha mostrado ser eficaz en un corto período para tratar una variedad de problemas, como la ansiedad y la depresión, ayudando a las personas a sentirse mejor y a tomar decisiones más saludables en su vida.

La terapia sistémica es un enfoque terapéutico que se basa en la idea de que los problemas emocionales y conductuales de una persona no solo surgen de ella misma, sino que están profundamente relacionados con el contexto y las relaciones en las que está inmersa. A diferencia de otras terapias que se enfocan únicamente en el individuo, la terapia sistémica examina la dinámica de los sistemas a los que pertenece la persona, como su familia, amigos, compañeros de trabajo, y cómo estas interacciones pueden influir en su bienestar.

Principios clave de la Terapia Sistémica

Visión Relacional: La terapia sistémica considera a la persona dentro de su entorno y su red de relaciones. Se enfoca en cómo las interacciones con otras personas afectan los pensamientos, sentimientos y comportamientos del individuo. Esto ayuda a comprender los problemas en un contexto más amplio, en lugar de verlos como situaciones aisladas.

Patrones de Comunicación: Esta terapia se centra en los patrones de comunicación y comportamiento que pueden estar reforzando los problemas. La idea es que ciertos comportamientos o reacciones se vuelven automáticos dentro de un sistema familiar o social, generando un «círculo vicioso». El terapeuta ayuda a identificar estos patrones y trabaja con la persona y/o con el grupo para desarrollar formas de interacción más saludables.

Cambio en el Sistema: La terapia sistémica trabaja para modificar aspectos del sistema en el que está inmerso el individuo, buscando cambios en la dinámica de la familia, la pareja o el grupo de trabajo, por ejemplo. La meta es que todos los involucrados en el sistema puedan adoptar formas de relacionarse que reduzcan los conflictos y promuevan un ambiente de apoyo y comprensión mutua.

La terapia centrada en la persona se enfoca en que el paciente  tome el control de su proceso de descubrimiento y toma de decisiones. Aquí, el terapeuta no dirige ni dicta, sino que actúa como un facilitador compasivo. Escucha sin juzgar, respetando y valorando las experiencias del paciente, y creando un ambiente de apoyo en el que la persona puede explorar y encontrar sus propias soluciones.

En este enfoque, el terapeuta guía el proceso sin intervenir, permitiendo que el paciente tome la iniciativa para encontrar el camino hacia su autoconocimiento. Si buscas una atención psicológica donde tú tengas el protagonismo y el espacio para descubrir tus propias respuestas, los profesionales especializados en terapia centrada en la persona están aquí para acompañarte.

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es un enfoque de psicoterapia que te ayuda a lidiar con las dificultades de la vida de una manera más saludable. En lugar de luchar contra los pensamientos y sentimientos negativos, ACT te enseña a aceptarlos como parte natural de la experiencia humana.

ACT se basa en la idea de la «conciencia plena», que es estar presente en el momento sin juzgarte. A través de este enfoque, puedes aprender a superar los pensamientos negativos que a menudo nos afectan y que nos impiden disfrutar de la vida.

En esta terapia, se analizan tus pensamientos y comportamientos para ayudarte a dejar de evitar enfrentar ciertas situaciones que te causan malestar. Además, ACT te anima a comprometerte con cambios que mejoren tu vida y a aprender a manejar los momentos en los que no puedes cumplir con tus metas, sin sentirte frustrado o culpable. El objetivo es que puedas vivir de una manera más alineada con tus valores y lo que realmente te importa.