El Análisis Conductual Aplicado (ABA, por sus siglas en inglés) es una técnica basada en la ciencia del comportamiento que busca mejorar habilidades sociales, de comunicación y de aprendizaje mediante la observación y modificación de conductas. Utiliza principios de refuerzo positivo para fomentar cambios significativos y sostenibles en el comportamiento, especialmente en personas con trastornos del desarrollo como el autismo.

La Entrevista Motivacional es una técnica terapéutica diseñada para ayudar a las personas a encontrar su propia motivación para cambiar. En lugar de decirles qué hacer, el terapeuta guía a los pacientes a reflexionar sobre sus dudas y ambivalencias, ayudándoles a descubrir por sí mismos por qué el cambio es importante. Es comúnmente utilizada en situaciones como el manejo del alcohol o adicciones leves, donde el objetivo es que el paciente sienta que el cambio es posible y necesario, tomando las riendas de su propio proceso.

La Terapia Centrada en la Persona es un enfoque terapéutico donde el paciente tiene el control de las conversaciones y explora sus propias soluciones. En lugar de dirigir la sesión, el psicólogo actúa como un facilitador comprensivo, escuchando sin juzgar ni desviar la conversación. El terapeuta ofrece apoyo, aliento y un espacio seguro para que el paciente pueda descubrirse a sí mismo, sin interferir en su proceso de crecimiento personal. Este enfoque se basa en la confianza en que el paciente es capaz de encontrar sus propias respuestas, con la guía del psicólogo que acompaña su camino hacia el bienestar.

La terapia de Psicología Positiva se centra en identificar y fortalecer las cualidades positivas del individuo, como la gratitud, el optimismo y la resiliencia, para mejorar su bienestar emocional. A través de ejercicios y técnicas prácticas, ayuda a las personas a cultivar pensamientos y emociones positivas, enfocándose en su crecimiento personal y en la mejora de su calidad de vida, en lugar de solo tratar problemas o trastornos.

La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un enfoque terapéutico que pone énfasis en cómo nuestros pensamientos influyen en nuestras emociones y comportamientos. Esta terapia se basa en la idea de que no son las personas o las situaciones las que nos hacen sentir mal, sino los pensamientos que tenemos sobre ellas.

Durante las sesiones, el psicólogo trabaja junto al paciente para identificar y cuestionar creencias negativas o disfuncionales. Este proceso implica «probar la realidad» de esos pensamientos, es decir, examinar si son realmente ciertos o útiles. Una vez identificados, el psicólogo ayuda al paciente a transformar esos pensamientos en creencias más positivas y constructivas, lo que a su vez puede cambiar sus comportamientos.

La TCC es un trabajo conjunto entre el psicólogo y el paciente, donde se establecen metas y se asignan tareas para practicar lo aprendido. Este enfoque ha demostrado ser eficaz en un tiempo relativamente corto y es útil para tratar una variedad de problemas, como la depresión y la ansiedad.